Emana, justo el hombre que se despedía para irse al Mundial y que podría haber jugado su último partido con el Betis, fue el artífice de un triunfo que puede ser vital para el ascenso. Al menos, así lo celebraron los jugadores verdiblancos, que festejaron el triunfo por todo lo alto como si del propio ascenso se tratara.
El triunfo fue muy sufrido y llegó gracias a un penalti mediada la segunda parte, cuando la Real estaba más cerrada, intentando mantener un 0-0 que casi certificaba su ascenso a Primera. Hasta ese momento el Betis no había hecho un gran encuentro, pero al menos había merecido algo más el empate inicial.
El choque fue tan intenso como se esperaba. El Betis pareció contagiarse de salida con el ambiente que reina en el Ruiz de Lopera y se ha ido abiertamente al ataque, aunque sin criterio y profundidad. Hasta el punto de que apenas creó peligro en toda la primera mitad.
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